Para quienes viven en el extranjero, Estados Unidos, se ha convertido en el lugar soñado, el país de las grandes oportunidades, el paraíso dorado donde la fama y el lujo les esperan. Sin embargo, para los inmigrantes que llevan más de 30 años aquí hasta el último en llegar, cada día deben enfrentarse a un trato diferenciado por el color de su piel, por el idioma, por los rasgos de su cara, convirtiéndose, en muchas de las veces, en víctimas de racismo y víctimas de discriminación.
Aunque se proclama que todos tienen los mismos derechos cuando vienen a Estados Unidos, en realidad no es así. Pese a que se están cambiando las reglas, en muchos condados los ciudadanos extranjeros sienten la discriminación a diario cuando son intervenidos por la policía, porque cuando arresta a un extranjero comunican a ICE sobre su status migratorio para que sea sacado del país.