Por Manuel Ortiz Especial para El Pique News – Central Valley La violencia doméstica y el COVID-19 tienen algo en común: matan. Uno de muchos ejemplos es el de Carolina Ramírez Pérez, una mujer originaria de Oaxaca, México, que en medio de la pandemia murió en California intentando escapar de su marido, quien por años abusó física, sexual y emocionalmente de ella. La pobreza, un sistema de justicia deficiente, la falta de acceso a información contribuyeron a que Ramírez se sintiera atrapada y sin salida. Le pidió ayuda a su hermano en California y emprendió su viaje a los Estados Unidos. Los hijos de Ramírez cruzaron primero y ella los alcanzaría después, pero el automóvil en el que ella viajaba con otras 24 personas fue embestido por un camión y fallecieron 13 personas, Ramírez entre ellas. Dejó 4 hijos: una jovencita de 14 años en México con su abuela, y tres chiquitos con su hermano; un bebé de 2, una pequeña de 5 y un niño de 10 años. | Foto: Especial para el Pique News “Aprendí a disfrutar la soledad, entendí la importancia de quererme a mí misma. Que la más importante soy yo. Que tengo que quererme yo, que me tengo que respetar yo. Que debo agarrar fuerzas por mí. No se queden calladas, al hablar y pedir ayuda salvarán sus vidas” insiste Silvia Rodríguez tras contar su propia historia de ser víctima de violencia doméstica por 15 años. |
Casos como el de Ramírez son más comunes de lo que se piensa. Personas, sobre todo mujeres, de todas las clases sociales padecen violencia de sus parejas y muchas de ellas terminan perdiendo la vida. Por ello, “reconocer los síntomas es esencial para la prevención de la violencia doméstica” indica Cynthia Melchor, administradora de apoyo comunitario del YWCA Silicon Valley.
“La violencia doméstica, también conocida como violencia de pareja íntima, es un patrón de comportamiento que no discrimina” explica Melchor del YWCA Silicon Valley en entrevista para Alianza Metropolitan News.
Puede ocurrir cuando menos lo esperas. Te enamoras de la persona perfecta, tienes lo que siempre deseaste en una relación; hasta que un día te voltean la cara de una cachetada. Le puede pasar a cualquiera, como le pasó a Silvia Rodríguez, activista y residente en el Área de la Bahía de San Francisco, vivió violencia por más de 15 años por parte de su pareja “Me humillaba, me golpeaba, después me pedía perdón y yo lo perdonaba.” Rodríguez dice que no contaba lo que le sucedía.
“Un día me agarró del cuello con las manos y empezó a estrangularme. Me vi muriendo entre sus manos”, así que con mucho miedo logró zafarse de sus manos, pidió ayuda y salieron vecinos a auxiliarla. Aunque presentó un reporte a la policía, el hombre salió huyendo y sigue libre, relató Rodríguez.
El testimonio de Rodríguez apunta a un ciclo de la violencia que se repite generación tras generación: “Duré tantos años en esa relación porque es un círculo vicioso del cual es muy difícil salir, sobre todo porque crecí viendo a mi madre como la golpeaban y después reconciliándose con mi papá. Crecimos como niños escondiéndonos para que no nos pegaran. Cuando creces, vuelves a caer en lo mismo.”
En 2018, de acuerdo con el informe de la Coalición Nacional contra la Violencia Doméstica (2020) www.ncadv.org/files/California hubo 166,890 llamadas relacionadas con la violencia doméstica a las fuerzas del orden en los EE-UU.; muchos otros incidentes no se denunciaron. El 46% de los incidentes reportados involucraron armas.
“La pandemia, al igual que otros tipos de catástrofes, exacerba las tensiones y circunstancias sociales y de subsistencia que sabemos que conducen a la violencia de pareja", dijo Clare Cannon, profesora adjunta de justicia social y medioambiental en el Departamento de Ecología Humana y autora principal del estudio "COVID-19, Intimate Partner Violence and Communication Ecologies", publicado en American Behavioral Scientist.
Cannon explicó que el aumento del aislamiento social durante el COVID-19 ha creado un entorno en el que las víctimas y los agresores, o los agresores potenciales en una relación, no pueden separarse fácilmente unos de otros. El estrés adicional también puede causar problemas de salud mental, aumentando el estrés percibido por los individuos y las reacciones al estrés a través de la violencia y otros medios.
Nuevos estudios como el de Cannon, revelan que los malos tratos físicos han aumentado y se han intensificado, incluso cuando el número de víctimas que denuncian ha disminuido.
Y, aunque aparentemente bajaron las denuncias durante la pandemia, en un día típico, las líneas directas locales de violencia doméstica reciben aproximadamente 19,159 llamadas, aproximadamente 13 llamadas cada minuto.
De acuerdo a la experta, es posible salir de una situación de inseguridad y aislado. Se recomienda huir de los insultos y golpes, porque la violencia siempre escala.
Para prevenir la violencia en casa, concuerdan especialistas, la clave es mantener una relación saludable. Es importante alejarte de factores desencadenantes de la violencia como el consumo de licor y/o sustancias psicoactivas por parte de algún miembro del núcleo familiar, que pueden desencadenar conductas violentas.
También se deben tratar las dificultades en la relación de pareja; como dependencia económica y/o emocional de la pareja antes de que se conviertan en un problema. En lugar de ello, psicólogas y trabajadoras sociales recomiendan establecer normas claras con la familia para la convivencia en casa y
fortalecer los canales de comunicación al interior de la familia. Aunado, expresar el afecto que se siente hacia todos los miembros de la familia es clave para la construcción de relaciones sociales sanas y bellas, sin olvidar que el lenguaje no verbal también comunica, así que utilizar gestos que sustituyan frases puede ser muy útil para decir lo mucho que se ama a los demás.
Desgraciadamente, Carolina Ramírez no logró obtener su libertad, y le costó la vida intentar poner a sus hijos y a ella misma a salvo de su pareja. Pero Silvia Rodríguez es ejemplo de supervivencia, de tenacidad y valentía.
“Aprendí a disfrutar la soledad, entendí la importancia de quererme a mí misma. Que la más importante soy yo. Que me tengo que quererme yo, que me tengo que respetar yo. Que debo agarrar fuerzas por mí. No se queden calladas, al hablar salvarán sus vidas” insiste Silvia Rodríguez tras contar su propia historia de ser víctima de violencia doméstica.
Este artículo es parte del proyecto periodístico sobre la Violencia Doméstica en la comunidad latina y cuenta con el apoyo y generosidad de Blue Shield of California Foundation.
“La violencia doméstica, también conocida como violencia de pareja íntima, es un patrón de comportamiento que no discrimina” explica Melchor del YWCA Silicon Valley en entrevista para Alianza Metropolitan News.
Puede ocurrir cuando menos lo esperas. Te enamoras de la persona perfecta, tienes lo que siempre deseaste en una relación; hasta que un día te voltean la cara de una cachetada. Le puede pasar a cualquiera, como le pasó a Silvia Rodríguez, activista y residente en el Área de la Bahía de San Francisco, vivió violencia por más de 15 años por parte de su pareja “Me humillaba, me golpeaba, después me pedía perdón y yo lo perdonaba.” Rodríguez dice que no contaba lo que le sucedía.
“Un día me agarró del cuello con las manos y empezó a estrangularme. Me vi muriendo entre sus manos”, así que con mucho miedo logró zafarse de sus manos, pidió ayuda y salieron vecinos a auxiliarla. Aunque presentó un reporte a la policía, el hombre salió huyendo y sigue libre, relató Rodríguez.
El testimonio de Rodríguez apunta a un ciclo de la violencia que se repite generación tras generación: “Duré tantos años en esa relación porque es un círculo vicioso del cual es muy difícil salir, sobre todo porque crecí viendo a mi madre como la golpeaban y después reconciliándose con mi papá. Crecimos como niños escondiéndonos para que no nos pegaran. Cuando creces, vuelves a caer en lo mismo.”
En 2018, de acuerdo con el informe de la Coalición Nacional contra la Violencia Doméstica (2020) www.ncadv.org/files/California hubo 166,890 llamadas relacionadas con la violencia doméstica a las fuerzas del orden en los EE-UU.; muchos otros incidentes no se denunciaron. El 46% de los incidentes reportados involucraron armas.
“La pandemia, al igual que otros tipos de catástrofes, exacerba las tensiones y circunstancias sociales y de subsistencia que sabemos que conducen a la violencia de pareja", dijo Clare Cannon, profesora adjunta de justicia social y medioambiental en el Departamento de Ecología Humana y autora principal del estudio "COVID-19, Intimate Partner Violence and Communication Ecologies", publicado en American Behavioral Scientist.
Cannon explicó que el aumento del aislamiento social durante el COVID-19 ha creado un entorno en el que las víctimas y los agresores, o los agresores potenciales en una relación, no pueden separarse fácilmente unos de otros. El estrés adicional también puede causar problemas de salud mental, aumentando el estrés percibido por los individuos y las reacciones al estrés a través de la violencia y otros medios.
Nuevos estudios como el de Cannon, revelan que los malos tratos físicos han aumentado y se han intensificado, incluso cuando el número de víctimas que denuncian ha disminuido.
Y, aunque aparentemente bajaron las denuncias durante la pandemia, en un día típico, las líneas directas locales de violencia doméstica reciben aproximadamente 19,159 llamadas, aproximadamente 13 llamadas cada minuto.
De acuerdo a la experta, es posible salir de una situación de inseguridad y aislado. Se recomienda huir de los insultos y golpes, porque la violencia siempre escala.
Para prevenir la violencia en casa, concuerdan especialistas, la clave es mantener una relación saludable. Es importante alejarte de factores desencadenantes de la violencia como el consumo de licor y/o sustancias psicoactivas por parte de algún miembro del núcleo familiar, que pueden desencadenar conductas violentas.
También se deben tratar las dificultades en la relación de pareja; como dependencia económica y/o emocional de la pareja antes de que se conviertan en un problema. En lugar de ello, psicólogas y trabajadoras sociales recomiendan establecer normas claras con la familia para la convivencia en casa y
fortalecer los canales de comunicación al interior de la familia. Aunado, expresar el afecto que se siente hacia todos los miembros de la familia es clave para la construcción de relaciones sociales sanas y bellas, sin olvidar que el lenguaje no verbal también comunica, así que utilizar gestos que sustituyan frases puede ser muy útil para decir lo mucho que se ama a los demás.
Desgraciadamente, Carolina Ramírez no logró obtener su libertad, y le costó la vida intentar poner a sus hijos y a ella misma a salvo de su pareja. Pero Silvia Rodríguez es ejemplo de supervivencia, de tenacidad y valentía.
“Aprendí a disfrutar la soledad, entendí la importancia de quererme a mí misma. Que la más importante soy yo. Que me tengo que quererme yo, que me tengo que respetar yo. Que debo agarrar fuerzas por mí. No se queden calladas, al hablar salvarán sus vidas” insiste Silvia Rodríguez tras contar su propia historia de ser víctima de violencia doméstica.
Este artículo es parte del proyecto periodístico sobre la Violencia Doméstica en la comunidad latina y cuenta con el apoyo y generosidad de Blue Shield of California Foundation.