Por Javier Alvarado, especial para El Pique, Fresno & Valle Central Con la voz quebrada por el llanto, con las huellas que marcan y el triste recuerdo de un amor enfermizo, Mariana López, se convirtió en una más de las mujeres valientes, que dijeron “basta a la violencia doméstica, por mis hijos saldré de este abismo”. Hoy da gracias a Dios por la felicidad y bendiciones que llenan su vida. La base de datos mundial sobre la violencia contra las mujeres de la OMS (Organización Mundial de la Salud) en el año 2021 estima que una de cada siete mujeres (el 13% de las mujeres de 15 a 49 años) ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de su pareja o marido en los últimos 12 meses. Uno de estos casos es el de una mujer campesina, originaria de Oaxaca (estado del sur de México) llamada Mariana López, quien tiernamente se enamoró sin pensar que ese hombre con el que compartiría sus días sería su agresor, en un caso más de violencia doméstica. | Mariana López, trabaja en los campos de Oxnard, California, extrayendo moras por más de 8 horas diarias. |
Mariana López, trabaja en los campos de Oxnard, California, extrayendo moras por más de 8 horas diarias. Es madre soltera de dos niños. En medio de este duro trabajo bajo fuertes temperaturas conoció y se enamoró de la galantería y amabilidad de un hombre con quien compartió una parte de su vida.
“Conocí a esa persona aquí mismo en el campo, me parece maravilloso, detallista, lindo, el primer año que decidimos vivir juntos fue bueno, pero al año siguiente se transformó, comenzó a tomar demasiado, a usar drogas y empezó con el abuso verbal, físico y los horribles golpes”, así narra esta valiente mujer durante la entrevista con la periodista Rossana Drumond de Alianza News.
Nuestra entrevistada nos recuerda que el maltrato físico no es solamente patear, empujar, tirar del pelo, arrojar objetos, sino también atemorizar o acechar, impedir que tengas libres movimientos. “Cuando una persona es drogadicta se hace ideas horribles en su mente, ve cosas que no hay, son celosos posesivos, te gritan y lo peor es que lo hacen delante de los niños”, expresó.
Mariana contó que como vivía sola en los Estados Unidos, sin ningún familiar, perdona a su pareja una y otra vez, aguantaba tristemente con la idea de querer sacarlo de sus vicios. “Él es buena persona porque yo recordaba lo buen hombre que era cuando lo conocí, me sentía dependiente, pese a ser yo quien cubría muchos de los gastos de la casa”, recuerda con la voz entrecortada.
ROMPER EL CICLO
Nuestra invitada continua su testimonio “cuando un fin de semana, mi pareja, sale con los amigos y no llega a dormir. Yo dije Ok, no voy a decirle nada porque yo no quiero golpes, no quiero nada de insultos, me levanté y fui a trabajar, de regreso el comenzó a seguirme. Él traía una navaja, quería que lo acompañara a un lugar, le dije que no lo iba a hacer, por el bien de él y por el bien mío, que cuando estuviera bien hablaríamos”.
A partir de ese momento Mariana López, teme por su vida; con cada golpe de su conviviente reaccionó y se arma de valor. No permite que sus hijos, a su corta edad, griten, se asusten. Es allí que dijo “¡por mis hijos, nunca más!”, y expira un grito a la libertad.
Habló con la policía, le prestaron apoyo deteniendo a su agresor, decidió hacerlo por sus hijos para que no tengan traumas, ese fue el momento decisivo para su vida. López agradece la cooperación que le brindan en la organización Hermandad Mexicana, la cual le ayuda a vencer todo este sufrimiento y sobre todo a mantener la valentía para enfrentar en los tribunales a su expareja.
Aunque la narración de Mariana López es un testimonio que nos desgarra, a la vez nos alienta, porque vemos una esperanza, que, así como ella muchas mujeres pueden sonreír y besar el rostro de sus niños y niñas. Es difícil dejar de ser víctima de violencia doméstica, se necesita decisión y fuerza de voluntad.
“Vivir con una persona en violencia no duermes, no vives, no trabajas, no estas tranquila en ningún momento. Romper este ciclo es muy difícil, es un proceso por el cual tenemos que pasar, pero de verdad uno se va a sentir mucho mejor. Cuando estuve viviendo con esta pareja jamás pude ahorrar, todo me lo gastaba. Hoy es bueno ver a mis hijos bien, verlos felices. Escuchar cuando llego de trabajar “mami vamos a jugar” y verles con esa sonrisa que ya habían perdido. Para mí es la mayor satisfacción”, expresó.
LA VIOLENCIA DOMESTICA LASTIMA
La violencia doméstica es uno de los crímenes menos reportado, muchas mujeres no se atreven a vencer el miedo a sus agresores, convirtiéndose en parte del diario vivir.
Es importante recordar que las leyes sobre violencia en el hogar dicen que “maltrato” es lesionar físicamente, o tratar de lesionar, a otra persona, ya sea intencional o imprudentemente; agredir sexualmente; causar a alguien un temor razonable producto de las amenazas o promesas de causar daño; acosar, acechar, amenazar o golpear a otro, perturbar la paz de alguien, o destruir los bienes personales de otro.
“Salgan de la opresión, salgan adelante no sé detengan”, recomendó Mariana López.
Este artículo es parte del proyecto periodístico sobre la Violencia Doméstica en la comunidad latina y cuenta con el apoyo y generosidad de Blue Shield of California Foundation.
“Conocí a esa persona aquí mismo en el campo, me parece maravilloso, detallista, lindo, el primer año que decidimos vivir juntos fue bueno, pero al año siguiente se transformó, comenzó a tomar demasiado, a usar drogas y empezó con el abuso verbal, físico y los horribles golpes”, así narra esta valiente mujer durante la entrevista con la periodista Rossana Drumond de Alianza News.
Nuestra entrevistada nos recuerda que el maltrato físico no es solamente patear, empujar, tirar del pelo, arrojar objetos, sino también atemorizar o acechar, impedir que tengas libres movimientos. “Cuando una persona es drogadicta se hace ideas horribles en su mente, ve cosas que no hay, son celosos posesivos, te gritan y lo peor es que lo hacen delante de los niños”, expresó.
Mariana contó que como vivía sola en los Estados Unidos, sin ningún familiar, perdona a su pareja una y otra vez, aguantaba tristemente con la idea de querer sacarlo de sus vicios. “Él es buena persona porque yo recordaba lo buen hombre que era cuando lo conocí, me sentía dependiente, pese a ser yo quien cubría muchos de los gastos de la casa”, recuerda con la voz entrecortada.
ROMPER EL CICLO
Nuestra invitada continua su testimonio “cuando un fin de semana, mi pareja, sale con los amigos y no llega a dormir. Yo dije Ok, no voy a decirle nada porque yo no quiero golpes, no quiero nada de insultos, me levanté y fui a trabajar, de regreso el comenzó a seguirme. Él traía una navaja, quería que lo acompañara a un lugar, le dije que no lo iba a hacer, por el bien de él y por el bien mío, que cuando estuviera bien hablaríamos”.
A partir de ese momento Mariana López, teme por su vida; con cada golpe de su conviviente reaccionó y se arma de valor. No permite que sus hijos, a su corta edad, griten, se asusten. Es allí que dijo “¡por mis hijos, nunca más!”, y expira un grito a la libertad.
Habló con la policía, le prestaron apoyo deteniendo a su agresor, decidió hacerlo por sus hijos para que no tengan traumas, ese fue el momento decisivo para su vida. López agradece la cooperación que le brindan en la organización Hermandad Mexicana, la cual le ayuda a vencer todo este sufrimiento y sobre todo a mantener la valentía para enfrentar en los tribunales a su expareja.
Aunque la narración de Mariana López es un testimonio que nos desgarra, a la vez nos alienta, porque vemos una esperanza, que, así como ella muchas mujeres pueden sonreír y besar el rostro de sus niños y niñas. Es difícil dejar de ser víctima de violencia doméstica, se necesita decisión y fuerza de voluntad.
“Vivir con una persona en violencia no duermes, no vives, no trabajas, no estas tranquila en ningún momento. Romper este ciclo es muy difícil, es un proceso por el cual tenemos que pasar, pero de verdad uno se va a sentir mucho mejor. Cuando estuve viviendo con esta pareja jamás pude ahorrar, todo me lo gastaba. Hoy es bueno ver a mis hijos bien, verlos felices. Escuchar cuando llego de trabajar “mami vamos a jugar” y verles con esa sonrisa que ya habían perdido. Para mí es la mayor satisfacción”, expresó.
LA VIOLENCIA DOMESTICA LASTIMA
La violencia doméstica es uno de los crímenes menos reportado, muchas mujeres no se atreven a vencer el miedo a sus agresores, convirtiéndose en parte del diario vivir.
Es importante recordar que las leyes sobre violencia en el hogar dicen que “maltrato” es lesionar físicamente, o tratar de lesionar, a otra persona, ya sea intencional o imprudentemente; agredir sexualmente; causar a alguien un temor razonable producto de las amenazas o promesas de causar daño; acosar, acechar, amenazar o golpear a otro, perturbar la paz de alguien, o destruir los bienes personales de otro.
“Salgan de la opresión, salgan adelante no sé detengan”, recomendó Mariana López.
Este artículo es parte del proyecto periodístico sobre la Violencia Doméstica en la comunidad latina y cuenta con el apoyo y generosidad de Blue Shield of California Foundation.