By Javier Alvarado, especial para El Pique Newspaper, Fresno, Valle Central Reconocer que se es víctima de violencia doméstica en nuestra comunidad, es el primer paso; aprender a denunciarlo, es el segundo. Así contribuimos para que este tipo de crimen no continúe. El testimonio de tres mujeres valientes que sucumbieron a todo tipo de agresiones nos hace pensar que la vida no se detiene allí, que siempre se puede salir adelante con éxito. | El testimonio de tres mujeres valientes que sucumbieron a todo tipo de agresiones nos hace pensar que la vida no se detiene allí, que siempre se puede salir adelante con éxito, ellas son nuestras entrevistadas Nicolle García, Elvira Herrera y Silvia Rodríguez, sobrevivientes de violencia doméstica. |
Nicolle, Silvia y Elvira, son mujeres exitosas, independientes, que han vencido todas las adversidades, no solo han educado a sus hijos, han formado un hogar, sino que se atrevieron a ir más allá convirtiéndose en empresarias y con un brillante futuro. En esta oportunidad las reunimos no solo para revivir momentos tristes de sus vidas, sino para reconocer su valentía en dar ese primer paso y dejar de ser víctimas de violencia doméstica.
Entrevistadas por la periodista Rossana Drumond de Alianza News, las tres sobrevivientes de violencia doméstica coincidieron en señalar que la vida no se termina cuando sufres violencia doméstica, puedes iniciar un nuevo camino recibiendo la ayuda necesaria de las instituciones adecuadas, pero sobretodo enseñando a los hijos que en la vida siempre se va hacia adelante.
Nicolle García, es madre de una jovencita de 19 años, cosmetóloga y empresaria, siempre fue humillada por ser mexicana y estar indocumentada, su agresor fue su propio esposo, un ciudadano americano. Siempre vivió bajo el temor, hasta que encontró ayuda psicológica y legal, obtuvo su documentación y le ayudaron a surgir.
“Fui víctima de violencia doméstica; el hombre o mujer que está pasando por lo mismo, quiero que sepan que no están solos existen organizaciones donde nos pueden ayudar. No se detengan allí, la vida sigue; hay mucha vida por delante, todavía podemos ser feliz”, reflexionó
Hoy es integrante de la organización Líderes Campesinas, su nombre es Elvira Herrera, estuvo secuestrada por su esposo cuando le comunicó que deseaba separarse; le corto las uñas una por una, la violó, le disparó en la pierna, terminó en silla de ruedas, en el hospital no solo le salvaron la vida, sino que encontró el camino y la ayuda para buscar un nuevo futuro, lejos de su abusador.
“Dios tiene mucho para nosotros, esa noche volé a mi libertad y nunca más regrese. Él ahorita está preso, yo sigo adelante trabajando en mí, recibí consejería, me ayudó mucho para convertirme ahora en una líder campesina y estar ayudando a otras víctimas, dándoles ese apoyo que en un primer momento no lo tuve”, comentó.
Un testimonio también desgarrador, es el que nos ofrece Silvia Rodríguez, activista comunitaria, mujer emprendedora y ejemplo a seguir. Estuvo a punto de perder la vida debido a que su pareja la estaba ahorcando, como ella misma dice vio de cerca la muerte, pero le sirvió para salir arrastras a buscar ayuda y denunciar a su agresor. Hoy está feliz de haber vencido su propio miedo.
“Siempre escucho que el miedo nos paraliza, el miedo no nos permite avanzar, estamos en un círculo vicioso imposible de romper, pensamos que no tiene solución y que no podemos salir de allí. Vivimos con la frustración, mentalmente hablando es una situación difícil no nos deja pensar más allá de lo que podemos hacer. Es importante tocar puertas, escuchar y sentir que no estamos solos, lo más difícil es dar el primer paso, tener esa valentía y no bajar la guardia”, expresó.
Rodríguez asegura que para emprender, es necesario un momento de soledad, vivir sin esos agresores, recuperar la autoestima, empezar a sentir que la vida es diferente, sentirse bellas, hermosas, sin perder nunca la fe para que el miedo no vuelva.
UN NUEVO AMANECER
El testimonio de estas tres mujeres es una muestra de la agresividad y violencia que por años viven muchas que no se atreven a denunciar. Sin embargo Nicolle, Silvia y Elvira, tuvieron esa valentía para encontrar una luz que las llevó a un nuevo amanecer y extender sin miedo sus “alas de libertad”, como llamó Elvira a su centro de ayuda para víctimas de violencia doméstica.
Desde esta nueva vida, que disfrutan plenamente junto a sus hijos, invitan a otras mujeres a romper cadenas y abrirse un nuevo camino que será difícil al iniciar.
Desde su experiencia Silvia aconseja aprovechar la vida llenarla de ilusiones, estar con sus hijos y verlos crecer, entonces podremos salir de ese círculo, “Dios nos permite tener ese sabor de estar con nuestros hijos, estar con la familia, con más amor propio, con más autoestima hacia uno mismo”.
Con un rostro nuevo lleno de optimismo, Elvira nos dice que lo más bonito es vivir la vida, levantarse en la mañana, acostarte en la noche y no estar pensando que me va a pasar hoy. “La vida es muy bonita gracias a Dios, hay que darle oportunidad a la vida, hay que darnos la vida nosotras mismas, porque la merecemos, hay que ver crecer a nuestros hijos porque nada es Imposible en esta vida, nada”, concluye.
Nicolle, antes de aconsejar a otras como ella, cuenta que diariamente su primer pensamiento es para Dios, darle gracias por cada día, por tener vida, por estar en este mundo. “Pase lo que pase no tengas miedo, vence el temor porque hay ayuda. Recuerda que es criminal seguir viviendo en opresión, salgan adelante no sé detengan”, recomendó.
Este artículo es parte del proyecto periodístico sobre la Violencia Doméstica en la comunidad latina y cuenta con el apoyo y generosidad de Blue Shield of California Foundation.
Entrevistadas por la periodista Rossana Drumond de Alianza News, las tres sobrevivientes de violencia doméstica coincidieron en señalar que la vida no se termina cuando sufres violencia doméstica, puedes iniciar un nuevo camino recibiendo la ayuda necesaria de las instituciones adecuadas, pero sobretodo enseñando a los hijos que en la vida siempre se va hacia adelante.
Nicolle García, es madre de una jovencita de 19 años, cosmetóloga y empresaria, siempre fue humillada por ser mexicana y estar indocumentada, su agresor fue su propio esposo, un ciudadano americano. Siempre vivió bajo el temor, hasta que encontró ayuda psicológica y legal, obtuvo su documentación y le ayudaron a surgir.
“Fui víctima de violencia doméstica; el hombre o mujer que está pasando por lo mismo, quiero que sepan que no están solos existen organizaciones donde nos pueden ayudar. No se detengan allí, la vida sigue; hay mucha vida por delante, todavía podemos ser feliz”, reflexionó
Hoy es integrante de la organización Líderes Campesinas, su nombre es Elvira Herrera, estuvo secuestrada por su esposo cuando le comunicó que deseaba separarse; le corto las uñas una por una, la violó, le disparó en la pierna, terminó en silla de ruedas, en el hospital no solo le salvaron la vida, sino que encontró el camino y la ayuda para buscar un nuevo futuro, lejos de su abusador.
“Dios tiene mucho para nosotros, esa noche volé a mi libertad y nunca más regrese. Él ahorita está preso, yo sigo adelante trabajando en mí, recibí consejería, me ayudó mucho para convertirme ahora en una líder campesina y estar ayudando a otras víctimas, dándoles ese apoyo que en un primer momento no lo tuve”, comentó.
Un testimonio también desgarrador, es el que nos ofrece Silvia Rodríguez, activista comunitaria, mujer emprendedora y ejemplo a seguir. Estuvo a punto de perder la vida debido a que su pareja la estaba ahorcando, como ella misma dice vio de cerca la muerte, pero le sirvió para salir arrastras a buscar ayuda y denunciar a su agresor. Hoy está feliz de haber vencido su propio miedo.
“Siempre escucho que el miedo nos paraliza, el miedo no nos permite avanzar, estamos en un círculo vicioso imposible de romper, pensamos que no tiene solución y que no podemos salir de allí. Vivimos con la frustración, mentalmente hablando es una situación difícil no nos deja pensar más allá de lo que podemos hacer. Es importante tocar puertas, escuchar y sentir que no estamos solos, lo más difícil es dar el primer paso, tener esa valentía y no bajar la guardia”, expresó.
Rodríguez asegura que para emprender, es necesario un momento de soledad, vivir sin esos agresores, recuperar la autoestima, empezar a sentir que la vida es diferente, sentirse bellas, hermosas, sin perder nunca la fe para que el miedo no vuelva.
UN NUEVO AMANECER
El testimonio de estas tres mujeres es una muestra de la agresividad y violencia que por años viven muchas que no se atreven a denunciar. Sin embargo Nicolle, Silvia y Elvira, tuvieron esa valentía para encontrar una luz que las llevó a un nuevo amanecer y extender sin miedo sus “alas de libertad”, como llamó Elvira a su centro de ayuda para víctimas de violencia doméstica.
Desde esta nueva vida, que disfrutan plenamente junto a sus hijos, invitan a otras mujeres a romper cadenas y abrirse un nuevo camino que será difícil al iniciar.
Desde su experiencia Silvia aconseja aprovechar la vida llenarla de ilusiones, estar con sus hijos y verlos crecer, entonces podremos salir de ese círculo, “Dios nos permite tener ese sabor de estar con nuestros hijos, estar con la familia, con más amor propio, con más autoestima hacia uno mismo”.
Con un rostro nuevo lleno de optimismo, Elvira nos dice que lo más bonito es vivir la vida, levantarse en la mañana, acostarte en la noche y no estar pensando que me va a pasar hoy. “La vida es muy bonita gracias a Dios, hay que darle oportunidad a la vida, hay que darnos la vida nosotras mismas, porque la merecemos, hay que ver crecer a nuestros hijos porque nada es Imposible en esta vida, nada”, concluye.
Nicolle, antes de aconsejar a otras como ella, cuenta que diariamente su primer pensamiento es para Dios, darle gracias por cada día, por tener vida, por estar en este mundo. “Pase lo que pase no tengas miedo, vence el temor porque hay ayuda. Recuerda que es criminal seguir viviendo en opresión, salgan adelante no sé detengan”, recomendó.
Este artículo es parte del proyecto periodístico sobre la Violencia Doméstica en la comunidad latina y cuenta con el apoyo y generosidad de Blue Shield of California Foundation.