Por Javier Alvarado, especial para El Pique Newspaper, Fresno, Central Valley Cuando en un hogar se cría un hijo sin valores, no se les corrige algunas actitudes desde pequeño y sobretodo no brindamos información correcta sobre la situación económica del hogar, los hijos pueden convertirse en abusadores de sus padres. |
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“Recién me enteré que lo que hizo mi esposo fue violencia doméstica. No me había dado cuenta cuando vendió la casa y llevarnos a la fuerza; entonces no podía hacer nada por la falta de información, ahora sé que tengo nuevas y mejores alternativas para no pasar por estos estragos sin ninguna necesidad”, comenta.
Con su testimonio valiente, López, invoca a todas las mujeres a darse cuenta y conocer como es la persona que tienen a su lado. No permitir que el marido tome posesión de todo y crea que puede decidir incluso de sus vidas. “Nosotras las mujeres también podemos decidir, tenemos que reconocer cuando les estamos dando todo el poder a decidir por nosotras y luego nos hagan a un lado”. Entre lágrimas y con un gran nudo en la garganta, nos cuenta que las cosas en México no fueron bien; junto a su hija se convirtieron en víctimas de todo tipo de violencia doméstica, sufrieron violencia física, tuvo que cambiarla de escuelas y como si fuera compartieron la misma casa con la violencia aplicada por parte de algunos familiares. “Nos fuimos de casa, decidimos regresar a California, intenté hablar en migraciones para que nos dejen pasar por ser ciudadanas, no tuvimos éxito. Estábamos decididas, me dije solo tenemos una oportunidad, sino nos dejan pasar, nos brincamos. Como creyente confiaba en Dios que todo saldría bien”, recuerda. RETORNO A CASA Claudia López, comenta que los intentos por pasar fueron vanos y los ruegos por obtener asilo humanitario también, solo escuchaban “no”. Armada con su fe llegó hasta la frontera, en donde les practicaron exámenes para el COVID, lamentablemente dio positivo por efectos de la vacuna que había recibido días antes. Allí sintió por un instante que el mundo se le terminó; recobró el aliento cuando una voz le recomendó que se lave la cara y la nariz con mucha sal y poder pasar las pruebas COVID. Esta vez arrojó negativo. Estaba lista para que le ayuden a cruzar el muro. “Nos llevan a un convento para planear cuando cruzar, era un lugar solo para niñas, me dejaron entrar por mi hija, nos dieron una habitación con todas la comodidades y alimentación, aunque no podía salir del cuarto porque era una casa para niñas, pero nos fue de maravilla” se emociona. Llegó el día de cruzar la frontera, muy a su pesar tuvo que separarse de su hija, pues tiene la ciudadanía y sería más fácil trasladarla, luego se darían alcance. ALAS PARA VOLAR Elocuentemente nos narra entre llantos que a las 7 de la mañana, después de entregarse a Dios y decirle “estoy en tus manos y ya”, le avisaron que le tocaba pasar, que esta vez iban a rodear el muro y deberían correr cuando les indicaran. Yo lo único que hice fue encomendarme “Señor dame unas piernas fuertes para poder cruzar y unas alas para poder volar, porque yo me siento frágil, yo siento que no voy a poder”. La mano de Dios nuevamente la acompañó, llegado el momento, dos jóvenes de 20 años la tomaron del brazo y la ayudaron a correr, cuando se dio cuenta ya estaba en una camioneta que la trasladaba. Sin reponerse aún López intenta explicar que fue la respuesta a esa oración tan grande en que pedía ayuda porque su hija ya no podía estar en México. En la entrevista a esta valiente mujer de 50 años nos podemos dar cuenta que su esfuerzo por salir adelante y la confianza en un ser todo poderoso obró milagros en ella, así escuchamos que en el resto del camino también fue bendecida. En medio de la nada y en peligro encontró una casa con unas imágenes religiosas en la puerta, si inclinó a rezar temerosa, sin embargo nadie de esa casa se percató de ella. “Por fin me pude encontrar con mi hija, estaba asustada porque le habían dicho que no sabían nada de mí después que detuvieron el carro en que nos llevaban. Todo fue una bendición de Dios, estábamos lejos yo venía hasta California, teníamos que pasar por un último punto, saque mi licencia vencida, me armé de serenidad, estuve segura de mi e indique en el control que iba para mi casa y cruzamos sin ningún problema”, explica. Claudia y su hija, en un solo intento llegaron hasta el Área de la Bahía, para iniciar de nuevo, no cabe duda que el Señor las acompañó en toda la travesía. “Por mucho tiempo, yo era víctima de violencia doméstica tanto tiempo porque mi esposo decidía en todas nuestras finanzas, que se vende y que se compra. También, decidía sobre mi dinero, ahora me separe de él, estoy trabajando y yo decido con mi niña”, concluyó. Este artículo es parte del proyecto periodístico sobre la Violencia Doméstica en la comunidad latina y cuenta con el apoyo y generosidad de Blue Shield of California Foundation.
El abuso sexual de menores es un problema que no nos gusta hablar en la comunidad latina, pero es necesario encarar este crimen considerando que es uno de los peores crímenes de la humanidad.
Asimismo, entre los casos de violencia doméstica que se presentan en nuestra comunidad, el abuso sexual, especialmente en menores de edad, es uno de los menos reportados. Los padres debemos saber que es un crimen que deja graves secuelas y traumas en la vida del abusado, por lo tanto, debemos aprender a denunciarlo. Así contribuimos para que este mal no continúe.
Con la emoción del enojo, todos sabemos que puede ser difícil de controlar y muchas veces hasta se siente debilidad física después de una crisis. Se humilla, se dicen palabras ásperas, berrinches (niños y adultos), amenazas, rechazo, aislamiento, insultos, ignorar, sarcasmo, golpes, portazos, autolesiones, etc. Psicológicamente se hace sentir muy mal a otra persona, eso es abuso emocional y verbal.
Una de las secuelas más grandes que deja el ciclo de la violencia intrafamiliar es que los niños están en guardia esperando el próximo evento de violencia. La agresión en el hogar es uno de los problemas más desafiantes y condenables que irrumpe a nuestros niños y niñas en su interacción, su música, su lenguaje, sus juegos y sus fantasías.
Un maestro puede darse cuenta de que un estudiante sufre violencia intrafamiliar de varias maneras. Los niños se aíslan, les cuesta trabajo poner atención en la escuela. tienen ansiedad, miedo, inseguridad, hiperactividad y depresión. Físicamente pueden llevar marcas y moretones. Hay niños que quisieran hablar con alguien de confianza porque ya no soportan la situación en casa.
“Yo pasé por muchos retos, sufrí violencia doméstica por parte de mi pareja desde los 18 años y él era mayor. Ese hombre hizo tráfico humano conmigo, cuando no tenía dinero para pagar sus drogas pagaba conmigo. Cuando yo tenía 3 meses de embarazada me golpeaba y mató a mi bebé. Llegué a dormir en los callejones, escondiéndome de él. Yo tenía tanto miedo, tenía tanta vergüenza de decirle a mis padres. En dos ocasiones me violaron para que él pague sus deudas", dice Elvira Herrera.
a esta exposición dual como el efecto de “doble golpe” porque los niños reciben una doble exposición a eventos traumáticos y, por lo tanto, reaccionan doblemente al abuso y la exposición a la violencia doméstica. Los efectos a largo plazo en niños pequeños pueden tener resultados muy negativos en el futuro.
sin identificar, lo que da cuenta de la magnitud de un problema que se agrava cada día, y donde los sobrevivientes no conocen de recursos que podrían ayudarlos a volver a ver luz en su camino.
Ante ello, el abogado de Migración del Centro de Los Ángeles para la Ley y la Justicia ‒LACLJ, por sus siglas en inglés‒ Yaison Soto Valdez, informó que el gobierno de EE. UU. cuenta con un visado especial para aquellas personas extranjeras que han sido víctimas del delito de trata, sin importar su estatus migratorio. |
Especial para El Pique de Fresno, Central ValleyArchivos
Febrero 2024
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